sábado, julio 08, 2006

VLTRA

Bruno Marcos
Como gato encerrado por la casa empiezo a remover la biblioteca. Comienzo a olisquear una revista que compré hace más de seis años porque entonces me gustaba el land art y resulta que encuentro otra cosa que, ahora, me llama la atención: un artículo sobre las primeras revistas ultraístas.
Ronroneo por la casa buscando un rincón donde leer el artículo y voy y descubro la terraza. La abro de par en par y me coloco en una silla entra las plantas que ella hace florecer. Por un instante me siento a gusto. A lo lejos el viento del crepúsculo agita algunas vegetaciones pero de inmediato un camión retumba como una explosión nuclear.
No sé... yo me siento, por dentro, como un patricio en su villa de la Toscana, pero la villa no la veo por ninguna parte, si miro bien descubro, frente al balcón, una plaza de toros de los años 50 en cuyo seno ha aterrizado un platillo volante y perenne al que llaman carpa, y, más allá, hileras de automóviles que dejan hecho añicos el horizonte.
Creo que, a base de los tronazos de la circulación motora, he desarrollado un murmullo en el oído izquierdo como de mar, que se activa, especial e incomprensiblemente, cuando oigo una trompeta o un saxofón de jazz. Esa es la poesía de este mundo, no en vano hoy el dentista, para explicarme, por enésima vez, lo que es el sarro lo describió como una capa de coral. Sordera por mar y sarro por coral, esa es mi villa en la Toscana, la poesía de mi mundo.
Estaban locos estos ultraístas. Dice el autor del artículo que Xavier Bóveda escribió un poema titulado Un automóvil pasa o que Eugenio Montes ideó fundar una revista en Orense llamada Rascacielos o que José Rivas Panedas escribió una celebración ultraísta de la inauguración del metro madrileño. En fin, no sabían lo que se decían. Estoy mucho más de acuerdo con lo que escribía Marcial, que no había manera de que un hombre pobre pudiera, en Roma, dormir o pensar.
Me cuenta mi amigo poeta que dio una conferencia sobre un escultor que fue amigo de Machado y del padre de María Zambrano y que fracasó en lo artístico y en lo histórico. Me pregunto por qué nos atraen estos personajes. Yo creo que dio una conferencia sobre el fracaso en sí. De alguna forma todos pensamos en él, es como si lo verdaderamente hipnótico fuese el fracaso mismo y el éxito fuera algo estúpido. Tal vez reconozcamos en esos fracasados parte de nuestro fracaso, pero no ese primero en el que pensamos sino ese otro que es el germen puro de las artes, esa sensación de fracaso vital, que hace necesaria, entre otras cosas, la literatura, incluso el ultraísmo.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Qué soledad trae el verano a este blog, el cuervo estará preocupado por el abandono al que le ha condenado las vacaciones estivales.
Solamente hay que leer "Bestiario" de J.Cortázar para descubrir lo insólito en la realidad.
Hay otros mundos pero están en éste. Razón no le falta.

julio 13, 2006 11:51 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Siniestro total tienen una canción llamada "somos ultraístas" que tendría que sonar de fondo en este artículo aunque la música nos alejara por un momento de la Toscana.

julio 14, 2006 11:21 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Cuervo estás haciendo realidad los famosos versos de F. Luis de León.
Qué envidia me das.



Aquí la envidia y la mentira me tuvieron encerrado...

julio 14, 2006 11:23 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

el preguntar es filosófico la respuesta, poética.
M.Zambrano

julio 14, 2006 11:25 a. m.  

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